jueves, 22 de septiembre de 2011

Quebrantahuesos

Trencalòs
Quebrantahuesos 
Gypaetus barbatus

Clase: Aves
Orden: Falconiformes
Familia: Accipitridae
Género: Gypaetus
Especie: Gypaetus barbatus (Linnaeus, 1758)


“Pocas aves encuentran tan bien expresadas sus cualidades en su nombre científico como el quebrantahuesos ( Gypaetus barbatus ). En efecto, el término que designa su nombre genérico proviene de las palabras griegas gyps, que significa buitre, y aetos, águila, que nos recuerda que su aspecto, tiene algo de ambas rapaces. El segundo término, barbatus, se refiere a la barba con que adorna su cabeza y que le caracteriza  de una forma muy peculiar”. (Felix Rodriguez de la Fuente. Serie Fauna Ibérica.)

Ave de gran tamaño, con una envergadura media de  2,5 m. que puede sobrepasar los 2,80 metros. Su peso varia entre 4,5 y 7 kg.
El color del plumaje varía enormemente con la edad, distinguiéndose hasta 4 coloraciones diferentes a lo largo de su vida. Los ejemplares adultos tienen las alas y la cola más afiladas de color gris pizarroso y presentan las plumas de la cabeza de color blanco-amarillento, con una corona de plumas negras en la zona de la nuca. En la cara destaca el antifaz negro de los ojos que arranca del ojo y continúa hacia la base del pico, donde ostenta una hirsuta barba. Los hojos tienen el iris amarillo y una visible esclerótica roja.
Las plumas ventrales adquieren una coloración anaranjada de diferente intensidad, posiblemente por la tinción con óxidos de hierro debido al contacto del ave con las rocas.
Los individuos jóvenes lucen una librea mucho más homogénea, de tonos pardos, muy oscuros particularmente en la cabeza, tanto en el dorso como en las regiones ventrales que a través de sucesivas mudas irán cambiando hasta que alcancen la vistosa librea del adulto a la edad de ocho años.

En vuelo, el quebrantahuesos se reconoce por una silueta longilínea, con las alas largas y relativamente estrechas y una cola muy larga, en forma de cuña, que le permiten un vuelo extremadamente ágil.


Habitan en zonas montañosas y escarpadas con roquedos, cantiles y zonas de cuevas, donde pueda nidificar sin ser molestado, cerca de la presencia de ungulados domésticos y salvajes, de cuyas carroñas obtiene alimento. 
Asimismo, depende de la existencia de vientos apropiados que le permitan prospectar sus enormes territorios de alimentación, que pueden abandonar si no hay cadáveres en ellos.

El quebrantahuesos es una especie osteófaga  extraordinariamente especializada, que se constituye como el último eslabón en el aprovechamiento de las carroñas, ya que se nutre básicamente de huesos de grandes ungulados, que ingiere después de fracturarlos sobre las rocas en determinados lugares de su territorio, denominados rompederos. Cuando los cuervos y buitres han acabado con las partes blandas, los quebrantahuesos acuden para alimentarse de los huesos. Cuando estos son demasiado grandes para poder tragarlos los agarra con sus patas y elevándose los deja caer en zonas rocosas para partirlos en fragmentos más pequeños que pueda ingerir pudiendo tragar trozos de hasta 20 cm. de longitud, aunque también aprovecha tendones, pellejos y otras partes de los cadáveres. 

Las parejas de quebrantahuesos se forman al comienzo de la madurez y se mantienen durante el resto de la vida. Son sedentarias y se reproducen cada año en un único nido que construyen a la entrada de una cueva o en alguna repisa protegida contra los vientos. La época de celo se inicia en septiembre u octubre, realizándose las puestas (normalmente de dos huevos) entre diciembre y marzo, en los nidos que regentan (unos enormes acúmulos de palos que pueden alcanzar 1 metro de alto y hasta 2,5 metros de
diámetro) , instalados habitualmente en cuevas o grandes repisas orientadas de modo que las condiciones atmosféricas resulten menos inclementes, entre los 600 y los 2.000 metros de altitud . Ambos padres se turnan para incubar los huevos durante dos meses y luego continúan haciéndose cargo de los polluelos de forma conjunta, pero no evitan que el polluelo más fuerte acabe matando al débil, como ocurre también en las águilas.
Tras 4 meses en el nido, el pollo superviviente madura lo suficiente como para emprender su primer vuelo, pero continúa siendo alimentado por sus padres, a los que ahora acompaña y aprende de ellos a alimentarse por sí mismo. Este periodo de aprendizaje dura entre 95 y 247 días, al cabo de los cuales se produce la emancipación.

Los ejemplares reproductores son irrecuperables para la vida en libertad

Se distribuye por las regiones montañosas de Eurasia y África, aunque las poblaciones más importantes se encuentran en África oriental y meridional, así como en Asia central y el Himalaya. Ha desaparecido del centro y sur de Europa, donde su presencia actual se limita a los Pirineos, Creta, Córcega y algunos puntos de los Balcanes. En toda su área de distribución se reconocen varias subespecies. En España habita la subespecie aureus, que ocupa Europa, Asia y Oriente Medio.

En la península, el quebrantahuesos se extiende por la totalidad de la cordillera pirenaica, desde Navarra hasta Cataluña, y se está reintroduciendo con éxito a través de proyectos de reproducción en cautividad como el de la Fundación Gypaetus en la sierra de Cazorla, que ya ha permitido la liberación de los primeros ejemplares nacidos en cautiverio, el CFS de Torreferrussa que se incorporo el año 2006 al proyecto de creación de una reserva genética con la finalidad de acoger ejemplares provenientes de los Pirineos para asegurar la variabilidad genética de la población pirenaica en el caso que algunos procesos catastróficos afectasen la todavía vulnerable población salvaje nidificante en los Pirineos.
Así mismo desde el Centre de Fauna de Vallcalent (CFV) entre 2009 y 2010 se han liberado varios pollos (1 en Andalucia, 1 en los Alpes suizos y 1 en los Alpes austríacos, mediante la técnica hacking o cría campestre, técnica que se ha demostrado muy eficaz en el proyecto de reintroducción en los Alpes y que consigue que el ejemplar asimile el área de suelta como lugar de nacimiento y, por tanto, dado el carácter filopátrico de la especie (tendencia a criar en el mismo sitio dónde nacen o dan sus primeros vuelos),  termine regresando a ella para reproducirse y asentarse definitivamente.


Paraje de Nava de San Pedro donde se ubica la Fundación Gypaetus 

La especie estuvo presente en la mayoría de las regiones montañosas, de donde se ha extinguido a lo largo del pasado siglo, al igual que ha sucedido en el resto del continente europeo.
La población en Europa se estima entre las 190 y 210 parejas reproductoras, de las cuales unas 100 habitan en territorio español, lo que convierte a la población española en la más importante de europa, donde la tasa de crecimiento se ha duplicado en la década de 1991-2001.



Son numerosas la amenazas que hoy en día ponen en peligro su supervivencia. En la actualidad, la monitorización de la población española de quebrantahuesos ha permitido conocer las causas de mortalidad que actúan sobre la especie. Técnicas como el marcaje y radioseguimiento posibilitan seguir y localizar ejemplares durante periodos de hasta 4 años a lo largo de considerables distancias. 
La principal causa de mortalidad en el quebrantahuesos está asociada al uso ilegal de cebos envenenados, comprometiendo gravemente el crecimiento de la población española y su proceso de colonización de nuevas áreas. 
La segunda causa de mortalidad no natural en España son los incidentes relacionados con las líneas eléctricas localizadas en zonas de montaña, próximas a collados o laderas de mediana y alta altitud por ser lugares de paso frecuente. La muerte se produce por colisión o electrocución. 
La caza ilegal es considerada uno de los factores que más influyeron en los procesos de extinción del quebrantahuesos a lo largo de su área de distribución. Estas agresiones son cada vez menos frecuentes gracias a la protección de las especies.
La supervivencia del quebrantahuesos se ve igualmente amenazada por factores como la transformación y pérdida de hábitat debida a la construcción de grandes infraestructuras en áreas de montaña, y de manera muy especial por el abandono de las prácticas ganaderas tradicionales. 

Se incluye en el Libro Rojo de las aves de España como “En peligro” y
aparece en la categoría de “En peligro de extinción” en el Catálogo Nacional
de Especies Amenazadas.

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